lunes, 30 de junio de 2008

RECUERDOS




PRIMER RECUERDO

Creo que tengo seis años. Estoy sentada en las escaleras de piedra de la casa de mis abuelos. Vivimos con ellos: mi padre, mi madre, la prima de mi padre y yo.
Hace calor. Estoy sentada, descalza, a la sombra, acariciando al perro de mi abuelo. Es grande, tiene mucho pelo y le gusta sentarse a mis pies. Pero hoy me da más calor. Y cuando levanta la cabeza, deja colgando esa lengua rosa tan grande, llena de babas; y la pierna primero me suda y luego se moja. Pero no me importa mucho. Me gusta estar con él.
Oigo a mi madre dentro, en la cocina, fregando. Me gusta el ruido del agua cayendo. Tiene la ventana abierta. También oigo a mi abuelo, roncando en el sofá de la sala. Mi abuela ha ido a la Iglesia. Mi padre se ha ido a las viñas, con su prima. Van todas las tardes, trabajan mucho, llegan siempre cansados y muy tarde, justo a la hora de cenar.
Tengo sed y entro. Mami, quiero un vaso de agua. Está de espaldas. Es extraño, pero siempre que pienso en mi madre, me viene su imagen, allí de pie, de espaldas, fregando. Sin darse la vuelta, coge un vaso recién fregado, por el que corren las gotas al darle la vuelta y lo llena con agua del grifo. Lo deja a un lado y me acerco a cogerlo. Miro a mi madre y veo agua que cae de sus ojos, chorros pequeños como cuando el grifo se estropea. Mami, ¿por qué lloras?. La primera vez me dice que por nada, la segunda me dice que por nada, la tercera ya no le pregunto porque, si llora por nada, pienso que sus ojos se han estropeado y le digo que tiene que ir a que se los arreglen, si mi padre no sabe hacerlo, como cuando arregla el grifo.

SEGUNDO RECUERDO

Sigue siendo verano y estoy sentada con nuestro perro. Mamá ha acabado de limpiar en la cocina. Mi abuelo ronca. Mi abuela duerme. Mi padre y la prima se han ido a trabajar. Mamá sale y se sienta en el banco de madera. Trae su cesta de costura y un vestido blanco de flores chiquititas rosas. Me levanto para tocarlo, es suave y me refresca la mano. Me dice que es el vestido con el que se casó con mi padre. Y que lo hizo ella. Pero me asusto al ver que saca las tijeras y empieza a cortarlo. Sus ojos vuelven a estropearse, pero me sonríe y me dice que me va a hacer un vestido precioso para la fiesta. Es que va a haber fiesta, en la aldea.

TERCER RECUERDO

Me ha despertado mamá. Me ha dejado el vestido encima de mi cama y de una bolsa saca unas sandalias blancas. Es todo tan bonito. Me da miedo tocarlo. Me ayuda a vestirme y luego me hace dos trenzas. Mamá dice que tengo el pelo precioso, y le gusta peinarme. Y a mí me gusta que me peine. Dice que me parezco mucho a ella cuando era pequeña; la miro y le pregunto si yo también tendré los ojos estropeados cuando sea mayor. Me dice que no, porque ella me cuidará.
Hay voces abajo, creo que han llegado los tíos. Viven muy lejos. Mi tío es el hermano mayor de mi padre, trabaja en un mercado en una ciudad al lado del mar. Todavía no he visto el mar y tengo muchas ganas de verlo porque mi madre me dice que mis ojos son verdes como el mar a veces. Mi padre se ríe y dice que el mar es azul, sólo azul; pero mi padre sólo ha visto el mar una vez y mi madre ha crecido con la playa a sus pies. Yo creo a mi madre.
Mi tío viene con mi tía y mis dos primos. Tienen un coche muy bonito y limpio, están muy guapos. Y me traen un regalo. Ojalá sea una muñeca como la de mi prima. Pero son un vestido y unos zapatos, rojos. Mamá me aprieta la mano, pero tiene que soltarme cuando la abuela y la tía me llevan a la cocina, me sacan todo lo que llevo puesto y me vuelven a vestir. Me dejo hacer, porque es un regalo de los tíos que te quieren mucho, dice la abuela. Mamá no vendrá a la Iglesia. Se queda preparando la comida, no me dice adiós.

CUARTO RECUERDO

Es final de verano. Hoy llueve. Estoy en la cocina, dando de comer a mi muñeca. Me la hizo mamá y le puso un vestido como el me hizo a mí. La prima está desgranando guisantes. Mi madre está de espaldas. Me gusta el sonido de la lluvia. Sólo se oyen la lluvia, la loza al chocar y el sonido breve y seco de algunas vainas al abrir. Mi padre entra a buscar a la prima; hoy no han podido ir a las viñas. Se queda de pie, detrás de la silla donde está sentada ella y le aprieta en los hombros con sus manos. Vamos, tenemos que limpiar el establo. Y se van. Siempre están trabajando. Mi madre se olvida de decirles que cojan el paraguas, como cuando me dice a mí. Me asomo a la ventana y los veo correr bajo la lluvia. Mi madre también mira.
Pienso que se van a mojar cuando vuelvan y salgo. Cojo mi paraguas y el grande negro del abuelo. Y se lo llevo. Miro hacia atrás, mamá no está en la ventana. Cuando llego a la puerta, un rayo me asusta y escapo del trueno. Entro corriendo.
Y veo a mi padre de espaldas con los pantalones bajados empujando a mi prima. Ella levanta la cabeza, me mira asustada y salgo corriendo a avisar a mi madre. No quiero que le haga daño a la prima. Me gusta la prima porque siempre canta.

QUINTO RECUERDO

Mi padre entró corriendo cuando estaba contándoselo a mi madre. La prima no entró. Mi madre me dijo que subiera a mi habitación .
Oigo truenos, oigo gritos, mi madre es la que más grita. Pero no entiendo lo que dicen.
Y después silencio y la lluvia al golpear en las ventanas. Y me quedo dormida.

SEXTO RECUERDO

El gallo está cantando. Hay poca luz. Mi madre me lleva en el regazo. Tengo mucho sueño. Miro por encima de su hombro y veo al perro de pie en las escaleras. No me dice adiós.

Sweet Balogh.

miércoles, 25 de junio de 2008

"El Génesis según San Miguelito" Miguel Piñero

En un principio,
Dios creó a Dios
en el principio
Dios creó los ghettos y las ciudades perdidas
Y vio que estaba bien.
Entonces dijo,
"que haya más ghettos y ciudades perdidas"
hubo más ghettos y ciudades perdidas.
Pero a Dios le pareció ordinario
y para decorarlo
Dios creó la pintura de plomo
y luego
Dios creó los ríos de basura e inmundicia
para correr con gracia por los ghettos.

...El cuarto día
Dios paseaba por Harlem en taxi
cuando creó la gente
creó los seres en proporción étnica
pero vio que estaban solos y tenían hambre
y del ilustre recto sacó
un compañero para la gente
y le dio el nombre de
capitalismo
que engendró el racismo
que engendró la explotación
que engendró el machismo
que engendró el imperialismo
que engendró el colonialismo
que engendró la Bolsa de Valores
que engendró las guerras al extranjero
y Dios sabía
y Dios vio
y Dios sintió que estaba bien bueno
y Dios dijo
VAYAAAA

...El séptimo día Dios estaba cansado
y llamó al trabajo que estaba malo
cobró overtime
y vacaciones
Pero antes de subir en el 747
para broncearse en las playas de Puerto Rico
notó que su cuate Satanás
plantaba los árboles de la conciencia
alrededor de los ghettos del Edén.
Dios hizo una rueda de prensa
sobre el estado del cielo
en cadena nacional de costa a costa
y Dios le dijo a la gente
CALMAOS
y estaban calmaos
y quedaban calmaos
y eran calmaos
y Dios dijo: Vaya


Nota: es una poesía para recitarla en voz alta y sintiéndola desde el estómago.
Patricia - Gata Dabu